domingo, 27 de marzo de 2011


Tengo un reloj que sugiere seis horas pasadas, de un día un poco menos corriente que el resto, e incita discretamente que me siente a escribir, a escribirte, a escribir para vos. A tu vos insaciable de mentiras, reales a medias, a tus promesas indecibles y tu retroceso, que emerge para acompañar mi adolescencia. Para que tu vaivén constante sea, por fín, venir a mi. Para dejar de lado nimiedades que crean más que un abismo entre lo que es, parece ser, y deseamos que sea. Con el simple fín de manifestar los, paradójicamente infinitos, deseos de dejar de jugar vanamente. No quiero más que dejar de oscilar entre la infantilidad absoluta, y la repentina e innecesaria responsabilidad. Actuar, como vos y yo entendemos y abandonar una espera, convertida la estúpida pérdida un tiempo no asegurado. Si lo que elegimos para el resto de nuestras vidas se reduce a un sencillo "Aquí y ahora", entonces, ¿por qué no besarnos aquí y ahora?, sin más.

1 comentario:

  1. porque la histeria es más fuerteee (con el ritmo de pero el amorrr es más fuerteee)

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